Escapada C19 – Inglaterra a España 2021

Escapada C19 – Inglaterra a España 2021

Nos preparamos el tándem para salir a pedalear a Europa, las fronteras de algunos países seguían cerradas o solo dejaban el paso a personas por causa justificada. Y creo que nuestra causa no estaba dentro de ellas.

 

Teníamos todo preparado para poder salir en cuanto abrieran las fronteras y pudiéramos cruzar hacia Europa. A finales de junio 2021, conseguimos un billete de ferry a Francia.

 

Seguimos con nuestro reto de las 37 sonrisas para dar visibilidad a la Hemiparesia Infantil. Sacamos Hemilia (el cangrejo) del armario y nos la llevamos de viaje a España.

Las restricciones del Covid se estaban relajando, pero no sabíamos como iba a reaccionar la gente a nuestro paso por pueblos o ciudades. Queríamos utilizar la comunidad de Warmshowers para conocer a más gente cicloviajera pero teníamos la duda de si iba a ser posible, ya que el miedo que había desencadenado el Covid entre la sociedad todavía estaba latente. 

 

El viaje comienza en un pueblo del sur de Inglaterra, Ringmer. Pedaleamos hacia el puerto más cercano que permiten viajar bicis y perros, Newhaven. Fliss y Steph nos acompañan bajo la lluvia a primera hora de la mañana a coger el ferry.

 

Tras 4 horas de viaje, llegamos a Dieppe donde nos habían advertido que los inmigrantes estarían frotándose las manos esperando a los turistas. La primera noche nos fuimos a un camping, ya que no estábamos seguros de poder pasar una noche tranquila con los rumores que revolotean de todos estos inmigrantes… La realidad fue que no vimos ningún tipo de violencia o inmigrantes aprovechándose de los turistas. Es posible que exista, pero nuestra experiencia fue completamente diferente. Gente amable en el camino que compartía una sonrisa a nuestro paso.

 

Nuestra ruta se dirige hacía París como primera parada importante donde dormiríamos en nuestro primer Warmshowers. Pedaleamos por el carril bici que une el puerto con París. Una vía llana y asfaltada súper fácil de pedalear. La única pega es que la lluvia no nos daba tregua.

 

Llegamos a París y Pierre nos acogió en su piso de París. Nuestra primera experiencia en la comunidad de Warmshowers fue increíble. Compartimos la cena juntos mientras nos contábamos aventurillas y consejos de sitios por los que íbamos a pasar. Y salimos a visitar Paris en bici. Una experiencia que nunca olvidaré, pedalear por París sin saber muy bien las reglas, me pareció súper peligroso porque todo el mundo pedaleaba o se cruzaba sin mirar… Después de nuestro paseo de 20 kilómetros por París cambié completamente mi pensamiento, ya no me resultaba una ciudad peligrosa, sino que disfrutaba y me sentía segura.

 

Pasamos cuatro noches consecutivas en Warmshowers, todas experiencias excepcionales. Es otra forma de saborear las rutas cicloturistas y conocer todavía mejor la zona por la que estás pedaleando. Gente que te abre la puerta de sus casas sin pensárselo dos veces, sin importarle el Covid, tu raza, sexo, peste que llevas después de pedalear todo el día bajo la lluvia o si llevas un perro mojado. ¡Sin palabras! Y lo mejor de todo es que lo más seguro que te las encuentres en cualquier otra parte del mundo.

 

Los últimos kilómetros de Francia tuve el placer de pedalear con mi cuñado. Después de perder el avión en Valencia, se las apañó para encontrarnos por Francia y pedalear unos días juntos por la costa Atlántica hasta pasar la frontera con España.

En la frontera, vimos los controles de la policía francesa y española preguntando por los papeles necesarios para poder viajar según las condiciones del Covid.

 

En Irún nos despedimos y continuamos nuestro camino a través de las montañas hacia Pamplona donde nos esperaba Nacho. En Pamplona, disfrutamos de la compañía de Nacho y sus amigos. Recargamos las pilas y seguimos nuestro camino hacia el sur.

 

Comenzamos a sentir las altas temperaturas del verano español. Sobretodo, cuando pasamos por el desierto de las Bardenas Reales, a las 10 de la mañana ya habíamos alcanzado los 40 grados.

 

Seguimos por el camino paralelo al Ebro, unos 100 kilómetros de tranquilidad hasta llegar a Zaragoza. Aquí, nos comimos la torrija más buena que hemos probado hasta el momento recomendada por mi hermana. Terminamos de cenar en el restaurante y ya era de noche. No nos apetecía pedalear mucho por lo que dormimos en un banco junto al río al salir de la ciudad. Nunca habíamos hecho algo así y no está nada mal… No te piensas que vas a poder pasar una noche tranquila tan próximos a la ciudad.

 

El calor no nos dejaba avanzar mucho, teníamos que hacer nuestro pedaleo por la mañana temprano y durante las últimas horas del día, pasando la gran parte del día bajo la sombra.

 

En las últimas etapas de la ruta, conocimos a gente muy amable. Haciéndonos bocadillos en las zonas donde no había supermercados y abriéndonos las puertas de sus casas para descansar. Una experiencia que vale la pena vivir es recorrer los pueblos que apenas tienen habitantes donde la tecnología pasa a segundo plano reinando los corrillos al fresco entre los vecinos.

 

La última noche de la ruta la pasamos en Alcalá del Júcar, lugar al que le tenemos mucho cariño por las veces que lo hemos visitado con la bici. Tan solo nos separan unos 50 kilómetros del final.

 

Tuvimos la sorpresa de encontrarnos en Casas de Juan Gil con mi familia que nos quitaron la mayoría de peso de la bici para llegar al merendero de la Hunde más rápido y compartir nuestra primera comida en familia.

 

Un mes y un día tardamos en recorrer el camino que nos separa. Ahora toca disfrutar de la familia durante dos meses antes de emprender el camino de vuelta.

 

Con este viaje ponemos punto y final a nuestro proyecto 37 sonrisas. Tal vez no consiguiéramos todo lo que nos propusimos en el proyecto. Sin embargo, la experiencia ha sido muy enriquecedora.

Cerrar menú